Políticas Anti-Migrantes

POLITICAS ANTI-MIGRANTES





MIGRACIÓN MÉXICO ESTADOS-UNIDOS

Aunque no se le reconozca como tal, México es un país de emigrantes; el más importante del mundo en la actualidad. Si bien los flujos laborales al norte datan de fines del siglo XIX, en las últimas décadas cobran un dinamismo sin precedentes asociado a una modalidad de integración económica con Estados Unidos (EU) profundamente asimétrica. La integración que tiene lugar bajo el influjo de las reformas económicas liberalizadorasy que se profundiza con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se sustenta en cierto dinamismo exportador que acentúa los vínculos dependientes de la economía mexicana a la estadounidense. Los discursos liberalizadores de factores productivos y flujos dinerarios no se correspondieron con los severos controles al movimiento de la fuerza de trabajo. No obstante, contra lo que pregonaban los artífices del TLCAN, los flujos migratorios se exacerbaron, se hicieron más calificados y fueron parte de las reestructuraciones de ambas economías.
La hipótesis central que sustenta el argumento es que la fuerza de trabajo mexicana desempeña un papel estratégico en la reestructuración industrial estadounidense, tanto la que labora en el interior del país como la que se ocupa allende las fronteras. En el caso de México, la exportación de mano de obra se convierte, paradójicamente, en soporte fundamental de los equilibrios macroeconómicos y en pilar de la estrategia de subsistencia de vastos sectores sociales.
Para los fines analíticos planteados, el trabajo se subdivide en cuatro apartados. El primero cuestiona el vínculo que, explícitamente, se plantean los proyectos de integración económica en relación con la dinámica migratoria, particularmente en el contexto latinoamericano. El segundo traza un panorama actual de la migración México-EU, poniendo de relieve su importancia estratégica y sus principales cambios cualitativos. El tercero desenmascara la dialéctica entre la modalidad de integración y la migración. Finalmente, el cuarto hace una breve referencia a las respuestas y alternativas esbozadas desde la base misma de la comunidad migrante.

LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA: ¿FRENO O ESTÍMULO A LA MIGRACIÓN?

La migración internacional, sea forzada o voluntaria, es un fenómeno histórico que entraña razones múltiples de índole económica, política, social y cultural. Los movimientos poblacionales fronterizos son comunes y, en tiempos de paz y fuera de catástrofes climáticas, tienen que ver con la demanda y oferta de factores productivos, las estrategias de control fronterizo y las modalidades de integración económica entre los países implicados.
En la primera etapa de expansión capitalista (1870-1913), América Latina y el Caribe (ALC) fue receptora neta de población, en especial desde Europa; mientras que hacia fines del siglo XX, los movimientos se invirtieron: son EU y Europa los destinos preferidos de los nacidos en la región. En este último periodo, los controles a los movimientos poblacionales se hicieron más radicales; empero, y paradójicamente, adquieren mayor dinamismo. La idea de "crisis migratoria" se expande por Europa con la supuesta amenaza de crecientes contingentes poblacionales provenientes de los países subdesarrollados.
Castles se pregunta: "...¿existe una 'crisis de la migración'?... Actualmente hay una crisis en las relaciones Norte Sur y la migración es una faceta de esta crisis". Los movimientos poblacionales contemporáneos entre el Norte y el Sur son expresión de esa crisis de relaciones y se deben a "...la erosión de la soberanía del Estado-nación en la era de la globalización". Las reformas económicas que alentaron los movimientos de capitales (flujos de inversión en todas sus formas: productivas, financieras, comerciales y especulativas) se opusieron tajantemente a la libre circulación de mano de obra; sin embargo, no la controlaron. Estos flujos poblacionales coadyuvaron a emprender reestructuraciones económicas y cambios culturales, tanto en las sociedades de origen como en las de acogida.
Los procesos de integración llevados a cabo con especial énfasis a partir de los años ochenta se planteaban "Contribuir al desarrollo y la expansión armoniosa del comercio mundial y servir de catalizador para una cooperación internacional más amplia", acotaba explícitamente el TLCAN de 1992. Aun cuando se buscaban la creación y el fortalecimiento de los respectivos bloques económicos, la modalidad de integración de América del Norte es muy diferente de aquella que tuvo lugar en Europa. En la primera, más allá de los objetivos económicos explícitos, existe una prioridad implícita de control fronterizo y seguridad nacional de EU. En cambio, el anhelo de la segunda es formar una Comunidad que permita el libre tránsito de factores, incluyendo fuerza de trabajo, que adquieran la categoría de ciudadanos europeos por encima de su nacionalidad.
La experiencia del TLCAN, que pretende ser un molde para un Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA), constituye un espejo de la modalidad de integración prefigurada por EU. William Clinton, siendo presidente de Estados Unidos, resaltaba el papel de la integración en cuanto "prosperidad y estabilidad" que "contribuyó a la rápida recuperación de México" y a "una transformación democrática de proyecciones históricas". No obstante, las reformas económicas no tuvieron los efectos buscados.
La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) señala que "20 millones de latinoamericanos y caribeños viven fuera de su lugar de nacimiento. La mitad de ellos emigró en la década de los noventa, principalmente a EU, y en menor medida a Europa". A su vez, el flujo de remesas migratorias da cuenta de la magnitud e importancia económica creciente que para los países de origen reviste el fenómeno y pone en tela de juicio la supuesta "prosperidad" de la modalidad de integración económica. Tan contundente es el crecimiento de las remesas, que hoy resulta la fuente de financiamiento al desarrollo por excelencia, dejando atrás las que prevalecieron en AL durante los años ochenta y noventa: la deuda externa y la inversión extranjera directa. De acuerdo con el proyecto Fomin-BID, el aporte de los trabajadores migrantes latinoamericanos a sus economías de origen fue de 46 000 millones de dólares en 2004, posicionándose como el principal flujo de remesas en el mundo seguido por los países del sur de Asia. En AL, México, República Dominicana, El Salvador, Colombia, Brasil y Ecuador se ubican entre los 20 países que reciben la mayor cantidad de remesas del orbe.
Guillermo Perry acota: "La inversión extranjera directa y las remesas son vitales para ALC, ya que esta región es más sensible que otras a las perturbaciones externas debido a su vulnerabilidad ante los reveses en los flujos de capital... En momentos en que disminuyen las flujos de crédito del exterior, las remesas representan una de las fuentes más estables de ingresos para la región".

LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS: DINÁMICA Y CAMBIOS CUALITATIVOS

Aun cuando la migración laboral México-Estados Unidos es un fenómeno de larga historia, en su fase actual, signada por el TLCAN, se caracteriza por exhibir un dinamismo sin precedentes. Basta señalar que el flujo migratorio internacional anual neto es 13 veces superior al registrado tres décadas atrás. Tal dinámica conlleva también transformaciones cualitativas de primer orden en la geografía migratoria (diversificación de las regiones de origen y destino, así como una mayor presencia de las zonas urbanas), el espectro ocupacional de los trabajadores transfronterizos (nuevos ámbitos de inserción en el mercado laboral estadounidense), los patrones migratorios (edad, sexo, escolaridad, posición en el hogar, tiempo de estancia, status legal, etc.) y las remesas (monto, mecanismos de envío/recepción, usos e impactos).
Para dar una idea de la magnitud alcanzada por el fenómeno, las siguientes cifras resultan más que elocuentes:
  • EU es el país de mayor inmigración en el mundo, y el contingente de inmigrantes mexicanos constituye el núcleo mayoritario (28.7 por ciento).
  • La población de origen mexicano que reside en el vecino país del norte es de 26.6 millones de personas, entre emigrantes -documentados o no- nacidos en México (10 millones) y ciudadanos norteamericanos de ascendencia mexicana.
  • Se estimaron en 400 000 los mexicanos que establecieron su residencia en EU en 2004. Esta cifra, según estudios de la ONU para 2000-2005, sitúa a México como el principal emisor de emigrantes (settlers), seguido por China (390 000) e India (280 000).
  • El monto de remesas recibido por México en 2004 (16 600 millones de dólares) es también el mayor del orbe y supera también a la India.
  • La frontera entre los dos países -cuya extensión es de poco más de 3 000 kilómetros- es la más transitada del planeta, con más de un millón de cruces diarios.
A la par del crecimiento cuantitativo del fenómeno, que ubica a México en el primer plano de la migración internacional mundial, se aprecian significativas transformaciones cualitativas:
  • Si bien la intensidad de la migración internacional varía territorialmente, 96.2% de los municipios del país registra algún tipo de vínculo con la migración internacional. En EU la población residente de origen mexicano -no obstante estar concentrada en un puñado de estados- tiene presencia prácticamente en todo el país, incluyendo Alaska y Hawai, donde radican poco más de 100 000 mexicanos.
  • El 52.4% de la población de 15 años y más nacida en México que reside en EU cuenta con una escolaridad de secundaria completa o más. Esta cifrabaja a 40.7% en el núcleo de migrantes temporales o circulares y se eleva a 71.8% al considerar todo el espectro de la población de origen mexicano establecida en aquel país. La media nacional correspondiente es de 51.8%, lo que significa que -en términos generales y contrario a lo que comúnmente se supone- se está yendo más fuerza de trabajo calificada de la que tiende a quedarse en el país. Ello pone de relieve el carácter selectivo inherente a la migración internacional. Un tipo de desplazamiento que se sale de los estereotipos de la migración laboral mexicana es el correspondiente a los residentes en EU que cuentan con un nivel de escolaridad equivalente a licenciatura o posgrado.
El monto asciende a poco más de 385 000 personas nacidas en México y a 1.4 millones de origen mexicano. La "fuga de cerebros" constituye una restricción para la creación de ciencia y tecnología, tan necesaria, y es a la vez consecuencia del modelo maquilador sostenido por el país.
  • El 36.2% de los inmigrantes de origen mexicano laboran en el sector secundario (i.e. industrial), mientras que en México sólo lo hace 27.8%. Esta situación contrasta con otro estereotipo del migrante como trabajador agrícola -sólo 13.3% de los migrantes de origen mexicano laboran en el sector primario-, mostrándonos un cambio fundamental en el mercado laboral transfronterizo. En relación con este punto, cabe destacar que los mexicanos representan el grupo de inmigrantes con mayor participación en el sector industrial y más bajo salario promedio, lo cual refuerza nuestra hipótesis sobre el papel de la fuerza de trabajo mexicana en el proceso de reestructuración industrial en Estados Unidos.
La trascendencia de las remesas como factor compensatorio del desequilibrio externo se vuelve aún más evidente si se analiza la contribución neta de cada sector a la generación de divisas. En este caso, las remesas representan la segunda fuente de ingresos netos después del petróleo. Incluso, a raíz de la caída en los precios internacionales del petróleo en 1998, 2001 y 2002 tales ingresos llegaron a colocarse en el primer sitio.
Que las remesas se hayan erigido en la fuente de divisas que registra el crecimiento más consistente a lo largo de la década de los noventa, no sólo las hace más apetecibles para el capital financiero internacional, sino que pone en claros aprietos a los apologistas del "milagro" exportador mexicano: ¿cómo encubrir ahora, ante la contundencia de estas evidencias, la naturaleza de la integración asimétrica y de la vinculación subordinada al capitalismo estadounidense?
Al trasladarnos al plano social, la importancia estratégica de la migración no sólo se ratifica, sino que se redimensiona, ya que, como bien lo destaca Rodolfo Corona, "...el fenómeno migratorio y las remesas constituyen aspectos generalizados en la vida del país, pues involucran a uno de cada cinco hogares mexicanos". 2 Dicha situación se acentúa en las zonas rurales de nueve entidades del centro-occidente, donde la proporción asciende a uno de cada dos hogares.

Para mayor informacion fabor de consultal el Instituto Nacional de Migracion


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